EL CONCLAVE

Mientras el mundo continúa de luto por el fallecido Papa Francisco durante los “Novendiales”, se ha dispuesto como fecha de inicio para el altamente regulado proceso de cónclave, para este miércoles 7 mayo. Pero, qué tanto sabemos del cónclave?
El Cónclave es el medio por el cual se elige un nuevo Papa para la Iglesia, tarea que recae exclusivamente en los miembros del Colegio Cardenalicio menores de 80 años y que por lo demás son elegibles y que en la actualidad son 133. El actual Decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Giovanni Battista Re y su vicedecano, el Cardenal Leonardo Sandri, por su posición superior serían quienes en su orden, deberían impulsar el proceso del cónclave; pero debido a que sus edades superan el rango mencionado, la responsabilidad estará a cargo del Cardenal Pietro Parolin, el siguiente Cardenal Obispo de mayor rango elegible y ex Secretario de Estado del Vaticano.
Los 133 Cardenales estarán eligiendo al 267o. Romano Pontífice a través del sistema formalizado en 1274 y cuyos procedimientos se encuentran explicados en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis de 1996 del Papa Juan Pablo II -que fue ligeramente modificada por el Papa Benedicto XVI y por el Papa Francisco.
Este 7 de mayo, comenzará el Cónclave con la Santa Misa de Elección del Romano Pontífice en la Basílica de San Pedro. Posteriormente, los Cardenales electores ingresarán a la Capilla Sixtina invocando la guía del Espíritu Santo con el canto del “Veni Creator Spiritus”. Una vez dentro, cada Cardenal presta juramento "de observar los procedimientos, mantener el secreto y votar libremente por el candidato que considere más digno" y cuando se concluye con el último juramento prestado, quienes no participan en el cónclave abandonan la Capilla Sixtina y las puertas se cierran al mundo exterior, hasta tanto se haya elegido al nuevo Pontífice.
Una vez ha iniciado. se realizan votaciones entre los cardenales, a través de unas papeletas rectangulares que llevan la inscripción “Eligo in summum pontificem” (“Elijo como Sumo Pontífice”) y una linea en blanco para que puedan colocar el nombre del Cardenal que postulan. Doblan su papeleta y antes de depositarla en una gran urna, proclaman este juramento delante del cuadro del Juicio final de Miguel Angel: “Pongo como testigo a Cristo el Señor, quien será mi juez, de que mi voto se otorga a quien ante Dios creo que debe ser elegido”.
Se eligen al azar 3 cardenales como escrutadores, que contaran la cantidad de votos y si coinciden con el número de electores, proceden a abrirlos y leerlos. De lo contrario, sin abrirlos, se queman inmediatamente y se inicia una nueva elección.
Tras coincidir papeletas con electores, se procede a abrir cada papeleta y ser leída por cada uno de los escrutadores. El último escrutador lee en voz alta y anota. Cada elector también toma nota para llevar sus propios registros. Las papeletas leídas son pinchadas con una aguja e introducidas en un hilo. Al finalizar es escrutinio se cierran los extremos del hilo con un nudo.
Otros 3 cardenales, también elegidos al azar, son revisores y corroboran la lectura de los votos con las anotaciones para verificar la fidelidad del escrutinio. Para declarar que ha sido elegido nuevo Papa, se requiere que el Cardenal más votado haya obtenido 2 tercios de los votos -en este caso 89-.
Cuando una sesión concluye sin que se haya obtenido la votación concluyente, se queman los votos con paja húmeda, lo que provoca humo negro en la Capilla Sixtina. Por el contrario, cuando se ha obtenido un número de votos que elige al Pontífice, las papeletas se queman con un agente químico que genera humo blanco. Lo anterior, no sin antes haberle consultado al elegido, si acepta la elección canónica y haber dado su consentimiento para convertirse en el nuevo Obispo de Roma y Pontífice de la Iglesia Católica. Una vez ha dado el consentimiento, se le pregunta cómo desea ser llamado.
Se deja un acta donde se certifica el consentimiento del Cardenal elegido y del nombre que ha elegido.
En la sala de las Lagrimas se prepara en oración y con las vestiduras papales el nuevo Pontífice y desde la Plaza de San Pedro se anuncia tras el humo blanco “Habemus papam!” y el nombre que ha elegido. El nuevo Papa sale y se dirige al mundo e imparte la bendición “urbi et orbi”.